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AFJP, UN DESPOJO INCALIFICABLE

 

¿Qué pasa con  mis aportes jubilatorios dirigidos a una AFJP?.

Encaminado a verificar el negocio que había hecho al decidir por el sistema de capitalización, comencé comprobando los rendimientos de los aportes efectuados.

A diez años de funcionamiento del sistema, el resultado me deja la dolorosa sensación de haber sido violado.

En 1994, en el trimestre Julio, Agosto y Septiembre, aporté $ 1.063,65 de los que fueron acreditados en mi cuenta  74,97 cuotas partes, por un valor de $ 766,19. Hoy esas 74,97 cuotas valen $ 2.780,11; y los $ 1063,65 aportados por mi a moneda constante, actualizando por el índice de precios al por mayor nivel general, resultan $ 2.567,33, he ganado en diez (10) años un interés del 8,3% a moneda constante (¿ojo! Si lo mido en dólares he perdido el 15% de lo que me descontaron hace diez años).

Pero... ¿cuánto tiempo pasó para que en mi cuenta tuviera acreditado el importe que me habían descontado en 1994?

NUEVE (9) AÑOS.

En abril de 2003 recién llegue a recuperar el monto que había aportado (a valores técnicos, porque los activos en default tienen una cotización incierta).

En realidad, pensé, las AFJP culpa no tienen.  La culpa fue de De La Rúa, o de Duhalde, por la devaluación.

Se me ocurrió hacer un cálculo de lo que pasa hoy con nuestros aportes. Todos los meses pagamos el 7% de nuestro sueldo. Si éste fuera de $ 1.000,--  aportaríamos $ 70,-- por mes, de los cuales $ 26,-- van a comisión o a seguro de no se sabe bien qué. La cosa es que de cada $ 70,-- que nos descuentan solo $ 44,-- van a nuestra cuenta. Si consideramos un interés del 4% anual a moneda constante tardaríamos doce (12) años en recuperar los dineros aportados. Recién en el año 2016 recuperaríamos el mismo monto que hoy estamos aportando.   

Esto es comparable con la siguiente situación: un señor se dirige a un banco para efectuar un depósito a plazo fijo de $ 1.000,--. Es amablemente atendido por el empleado del banco quién le extiende un Certificado de Plazo Fijo por $ 628,57 y le explica que si los vientos soplan a favor y todo funciona bien en la Argentina dentro de doce (12) años (en el año 2016) va a poder recuperar los $ 1.000,--. Podría afirmar sin temor a equivocarme que el señor inversionista procedería simplemente a prenderle fuego al banco porque se sentiría estafado.

Pues bien. No es distinto lo que nos hacen todos los meses las AFJP sin que nadie mueva un dedo para evitarlo. Los aportantes que pasivamente, como ganado que es llevado al matadero, aceptamos las condiciones impuestas cerrando los ojos como si al no ver no se produjera el despojo; los dirigentes gremiales que todavía no se han enterado de éste robo;  los dirigentes políticos que siguen haciendo la suya y no quieren adentrarse en el tema porque como dice el viejo dicho “se sabe a quién se pisa, pero no se sabe a quién le duele”.

Yo estoy en el sistema de capitalización porque no quería que ningún gobernante eche mano a los fondos de las cajas de jubilaciones y me pase lo que le pasó a mis padres: “cajas vacías y jubilaciones denigrantes”.  Claro que con el dinero de las cajas, entre otras cosa, compramos el armamento de descarte, inservible, con los que mandamos a pelear a nuestros muchachos a las Islas Malvinas.

Me equivoqué. No pensé que con la complicidad de los De la Rúa y los Caballo, para poder seguir cobrando suculentas comisiones, las AFJP invertirían nuestros ahorros en deuda pública, con lo cual los fondos del sistema de capitalización estarían nuevamente atados al gobierno de turno.     

Pero tiene solución. Hay que modificar la ley. Las AFJP deben cobrar comisión sobre lo que nos hacen ganar por sus buenos negocios financieros, no sobre lo que aportamos. Tiene que estar atada la utilidad de éstas empresas a los beneficios que producen a moneda constante, y así ganar todos, no solo ellos. 

Es incalificable que depositemos $ 1.000,-- y nos acrediten $ 628,57 (al menos sin que nadie haga nada).




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